Dormir a veces no es fácil…

El título del post de hoy igual no desvela mucho de lo que hoy os vengo a contar, porque yo en realidad problemas para dormir no tengo demasiados, soy de las que nada más poner la cabeza en la almohada se desploma desmayada sobre el colchón.

En ocasiones, en pocas, me tumbo en la cama y no me duermo de manera inmediata, es en esos días en los que recurro a ciertos trucos que voy a compartir con vosotros por si en algún momento os pueden ayudar también.

Antes de dormir…

En ocasiones tengo la cabeza tan bloqueada que ya desde media tarde veo que no va a ser el día de caer rendido, es entonces cuando me enfundo las zapatillas y me voy a descargar un poco la mente, música a tope y trote por Zaragoza, como suele ser de noche y por miedo a que me den algún susto me voy a la plaza de España y vuelvo desde mi casa, no llega a 6 kms pero es un paseo genial para la tarde. Me suele cansar y de esta manera me cuesta menos conciliar el sueño.

Cuando no duermo porque estoy muy cansada físicamente, los días duros de clase de gimnasio me duelen partes del cuerpo que desconozco y me cuesta dormir porque darme la vuelta para coger la postura es un acto de fe, esos días mi solución es la ducha caliente, ahí donde duele el agua es capaz de hacer maravillas.

Cuando una idea me ronda la cabeza, o una preocupación y es eso lo que no me deja dormir, un libro me libera, me gusta sumergirme en universos que no son el mío donde los problemas no me incumben y además los solucionan otros, las historias de los libros que suelo leer me distraen y en cuanto las letras empiezan a juntarse, que me pasa, es momento de cerrar los ojillos y dormir!

Por último, el calor, puede que sea lo que más veces me quita el sueño, pero tengo un truco fácil que me ayuda muchísimo, y con la peque también funciona. Meto en la nevera un agua micelar o un spray de agua hidratante y antes justo de tumbarme rocío el colchón con el agua fresquita y me tumbo. Si me duermo rápido el efecto no se pasa y es muy agradable.